La Junta de Gobierno lució sus mejores galas, los hombres de riguroso traje oscuro y las Consiliarias y vocales mantilla española.
La Colegiata se encontraba abarrotada.
Tras la bendición, la Junta de Gobierno acompañó a D. Juan Antonio a la Capilla de la Inmaculada sede de la Real Congregación, donde estaban esperando, las imágenes de los Santos (Isidro y María) sin haber retornado a sus hornacinas después de la procesión del día anterior.
Entonces, el día se convirtió en único para los presentes y para la historia de la Real Congregación ¡COMO SEGURO CONSTARÁ EN LAS ACTAS!
Después de ser bendecidas por el Sr. Obispo, nuestro Teniente de Hermano Mayor-Presidente impuso las medallas de oro con el escudo de la Congregación a las imágenes.
Medallas únicas e irrepetibles, por decisión de nuestro Presidente y como máxima distinción con el cordón dorado, en reconocimiento a nuestros queridísimos Santos.
Con abrazos y lágrimas en los ojos terminó el acto.